¿Se adapta el DT al equipo o al revés..?

¿Qué es primero el huevo o la gallina..? ¿Qué es más importante: el plantel de jugadores o el entrenador? Bueno, como casi siempre, depende del contexto. Es usual que, en cualquier ámbito, los componentes de un sistema dependan de la estructura macro para subsistir o tener entidad, no hay vuelta que darle. Pero, a la vez, el órgano no va a funcionar nunca si células, conductos o sangre; por graficarlo de algún modo. El motor, por más bonito y sofisticado que sea, sin combustible no arranca.

En lo futbolístico, muchos DT no se apartan de su libreto y, por más dificultades que se presenten, siempre jugarán del mismo modo (o harán jugar a los suyos así). Con esta premisa, llegan a un club, observan el material de que disponen (los jugadores), lo evalúan y, en el primer mercado de pases, empiezan a pedir y deshacerse de profesionales según sus apetencias de juego.

En la otra vereda, encontramos a los que se arreglan con lo que hay y, casi siempre, son los que también varían su táctica o apellidos, según el rival de turno. Este tipo de entrenadores son los que suelen mirar para “abajo” y revisar lo que hay en juveniles para complementar el plantel inicial según les parezca oportuno.

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Dicen que la necesidad tienen cara de hereje y, por esto mismo, cuando el bolsillo es pequeño, no se puede elegir estar de uno u otro lado. Quien escribe es de la idea que ningún extremo es aconsejable y, llegado el caso de tener que optar por alguna opción, procura sumar a su equipo de trabajo a aquel que tenga la capacidad de improvisar y poder afrontar distintos escenarios.

En definitiva, la confianza en uno mismo es la nafta que hace falta para poder sobrellevar las dificultades. Seguramente, con el apoyo de un equipo bien preparado e idóneo, el camino será más sencillo y rendidor.

Puesto en nombres o apellidos, repasemos de qué lado queda cada quien. Pero antes de esto, un concepto más (y lo verificarán con los ejemplos que siguen): el estilo (agresivo, ofensivo, más cauto) que se le imprime a la estructura no es la variable que divide aquí las aguas.

Pep Guardiola y Cholo Simeone no negocian su manera de pararse en cancha y encarar los partidos, siempre juegan en un 90% a lo mismo. Esto es: Cholo siempre querrá asegurar el cero en su arco y armará el equipo de atrás hacia delante; mientras, Pep bregará por tener el balón, defenderse con él y poner mucha gente en ataque. Lo mismo Marcelo Bielsa, que duró lo que un suspiro en Lazio, puesto que no le acercaron las características de jugadores que el pretendía.

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José Mourinho, a diferencia de los anteriormente citados, ha mostrado en los equipos que condujo y, en su mayoría, sacó campeón, que puede presentar distintas versiones y no anda llevando a los mismos jugadores por todos los clubes. Seguramente, tiene sus gustos y alguno se permite, pero tiene un sello diferente a los demás. Otro exponente de este grupo es Jürgen Klinsmann quien, como característica saliente extra, se ha mostrado más cercano a conducir seleccionados nacionales que clubes. Su trabajo en Alemania fue bien distinto del que probó con Estados Unidos.

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A fin de cuentas, se puede ganar de las dos maneras, pero nunca hay que dejar al plantel descuidado, a la deriva o desprotegido porque, lo dijimos antes: sin alimento, el cuerpo morirá tarde o temprano. Casi un desafío mundial.