¿Qué cosas no entienden los españoles cuando llegan a México?

Ya sean turistas o residentes permanentes, la gran mayoría de los españoles se llevan un shock cultural cuando llegan a México porque a pesar de que todo, o casi todo está en su idioma, no entienden nada o lo que ven no tiene razón de ser. Veamos algunas de estas fuentes de confusión.

¿Mande?

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Foto: PEDRO PARDO/AFP/Getty Images
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Por costumbre, y porque así somos educados, la mayoría de los mexicanos contestamos "¿mande?" cuando no entendemos algo o cuando nos llaman. Esto, que a los españoles les desconcierta, porque ellos contestan un seco "¿qué?", es herencia de la educación del castellano de los siglos XVI y XVII, con el que se educó y alfabetizó a la Nueva España desde 1519 hasta la independencia en 1810, y viene de la frase "mande, vuestra merced".

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¿Bueno?

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Foto: Education Images/Universal Images Group via Getty Images
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Cuando los mexicanos contestan el teléfono suelen decir, "¿bueno?". Esto que a los españoles les parece extrañísimo viene de cuando las conexiones de teléfono fallaban mucho y se hacían a través de la operadora. El que contestaba preguntaba si la conexión o el sonido era "bueno" para iniciar la llamada. Pero los peninsulares contestan con "diga" o con un "¿aló?" que suena un poco como si estuviera uno en un barco.

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Por favorcito

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Foto: Reproducción de Web
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Los mexicanos tienen la tendencia a usar diminutivos con todo para hacer de su idioma un poco menos cortante que el castellano seco que usan los visitantes y emigrantes españoles. Las frases, como por favorcito, con permisito, un poquito, etc. vienen del mismo lugar de donde viene el famoso ¿mande? que es la educación que exageraba lo cortés y amable que se impartió durante toda la Colonia a la población de México.

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Ahorita

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Foto: DAVID GANNON/AFP/Getty Images
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Además de ser un diminutivo que se usa por cortesía igual que todos los demás, la palabra ahorita es usada en México para indicar cualquier cantidad de tiempo entre "en un rato" hasta "puede que nunca" pasando por "luego", "mañana" y "después". Así, cuando un mexicano contesta "sí, ahorita lo hago" el momento en que lo vaya a hacer varía dependiendo del contexto y la entonación con la que se dice el "ahorita".

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Luego-luego

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Foto: PEDRO PARDO/AFP/Getty Images
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Lo contrario de ahorita, la expresión luego-luego, sólo crea más confusión entre los españoles ya que, mientras que parece que ahora indica inmediatez y es todo lo contrario, con luego-luego sucede lo opuesto. Es decir, cuando un mexicano dice que algo pasará luego-luego, no quiere decir que pasará después de un rato, sino inmediatamente a continuación de lo dicho. Por ejemplo, unas indicaciones para llegar a un lugar, si el sitio está luego-luego, está muy cerca, y no luego de que pase un rato.

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Güerito

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Foto: Amy Sussman/Getty Images
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La mayoría de los mexicanos le llamarán güerito o güerita (en referencia al pelo rubio) a todos los turistas por igual, sin distinción del color de piel o del tono del cabello que tengan los turistas. Esto es un modo de cortesía y deferencia ante un posible cliente, y no tiene nada que ver con el tono de nada. Esto a los españoles, que llaman morenos a los que tienen el pelo castaño y no por el tono de piel, los pone muy mal.

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Indicaciones

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Foto: LUIS ACOSTA/AFP/Getty Images
Foto: LUIS ACOSTA/AFP/Getty Images
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Los mexicanos son pésimos para dar indicaciones, porque por educación nos sentimos obligados a decir que sí sabemos cómo llegar a tal o cual lugar cuando no sea cierto. Entonces, aunque no sepa, un mexicano dirá que el lugar por el que se le pregunta está "acá, luego-luego" y procederá a dar direcciones ambiguas. Esto, con justa razón, desespera no sólo a los españoles, sino a todos los visitantes en México.

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No

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Foto: DeAgostini/Getty Images
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La razón de varias de estas cosas es que los mexicanos no saben decir no. A muchos nos educaron para nunca decir no ante un ofrecimiento, invitación o pregunta, por temor a ofender a quien ofrece o invita. Entonces, cuando un mexicano no puede o no quiere hacer algo dirá con frecuencia solo "gracias" sin decir sí o no. Los otros mexicanos entienden que es "gracias, pero no" pero sin decir explícitamente "no".

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Mexicanos sentidos

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Foto: Colin McConnell/Getty Images
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Los mexicanos se sienten o se dan por ofendidos con extrema facilidad, fruto de todas estas figuras de cortesía que envuelven lo que dicen. Entonces, si un mexicano invita a un español a una fiesta y el español contesta, "no, gracias, no puedo", el mexicano se ofende muchísimo porque le dijeron que no, cuando está acostumbrado a que nadie dice que no. Para un español esto resulta casi tan revuelto como el protocolo para saludar a la reina.

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No se lo manejo

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Foto: Philippe Giraud/Corbis via Getty Images
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Una de las consecuencias de no saber decir que no de los mexicanos también se extiende a los tenderos y empleados de las más diversas tiendas y cadenas cuando alguien llega a preguntar por algo que no tienen o que no saben qué es. En vez de contestar, como lo haría un español, "jo, esto es una panadería, tío, no sé que es eso de un cubilete", los mexicanos contestarán simplemente un críptico "no se lo manejo".

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Propin-itis

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Foto: Jeffrey Greenberg/UIG via Getty Images
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Una de las cosas que más llaman la atención a los españoles en México y casi a todos los visitantes europeos, es que los mexicanos dan propinas por todo. De hecho es común ir por la vida con un puñadito de monedas de diversas denominaciones e ir repartiendo propinas por el día. Desde restaurantes y gasolineras hasta los valets y viene-viene (que te ayudan a estacionarte, ejem, a aparacarte) y los maleteros del aeropuerto, México tiene propinitis.

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Subtítulos

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Foto: David Friedman/Getty Images
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Mientras que, excepto las películas que son para niños, la mayoría de los cines en México pasan las películas en su idioma original con subtítulos. En España esto es al revés y les causa un tremendo shock. Aunque los peninsulares alegan que al cine se va a ver y no a leer, la verdad es que se pierde mucho de la actuación, entre otras cosas, con el doblaje y más el doblaje tan burdo que hacen en España que ha dado oportunidades para burlarnos de los españoles como las pelis de Lucas Trotacielos o Jaime Bond.

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Comen insectos

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Foto: OMAR TORRES/AFP/Getty Images
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Una de las cosa que da más grima o repeluz a los españoles cuando llegan a México es ver que la gente puede comer insectos. Aunque si bien es cierto que no es común comerlos diario ni a todos. En México se comen chapulines, gusanos de maguey, escamoles (hueva de hormiga), jumiles y otros tipos de insecto según la región y muchos de estos platillos se consideran una verdadera exquisitez.

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Cerveza con hielo (y pica)

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Foto: Sarah Dea/Getty Images
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Los mexicanos no siempre toman cerveza con hielo, pero cuando lo hacen, lo hacen en serio. Una cerveza turbogomichelada viene en un super vaso con sal escarchada, gomitas de dulce, salsa, chamoy, limón, salsa maggi, salsa inglesa y hielo. Esto, lo del hielo, a los españoles les parece lo peor que hay en el mundo, cosa nunca vista. Y eso que vienen del país cuya "mejor" cerveza es una San Miguel y donde le ponen hielo a la Coca-cola.

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Huevo

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Foto: John Patriquin/Getty Images
Foto: John Patriquin/Getty Images
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Los mexicanos comen huevo a una hora en específico: en el desayuno. Y nada más. Pero los españoles casi no desayunan huevo, eso sí lo comen, cenan y hacen tentempiés de café y tapas con tortillas de huevo en todas las presentaciones imaginables o le ponen huevo a sus hamburguesas y bocatas (sandwiches). Si a esto le agregamos que si en un restaurante en México piden "un trozo de tortilla" les traerán una mitad de tortilla de maíz, la cosa es todavía peor (para ellos, claro).

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El desayuno pica

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Foto: OMAR TORRES/AFP/Getty Images
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Lo de la comida no tiene fin para los pobres españoles, que, además de tener que cambiar toda su forma de pedir las cosas (como no pedir zumo, sino jugo), deben enfrentarse a que los desayunos en México traen casi siempre alguna forma de picante. Desde enchiladas, chilaquiles, huevos en salsa, y hasta almuerzos como carne adobada, lo único que al parecer no pica en el desayuno en México es el pan dulce.

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La comida pica

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Foto: OMAR TORRES/AFP/Getty Images
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Es un gran reto para los españoles que visitan México encontrar cosas qué comer que no piquen. Claro, siempre pueden comer en McDonalds o algo así (y ni eso es garantía de que no pique) pero venir a México y no probar la comida mexicana es un despropósito, por lo que los españoles siempre terminan enchilados. Hay que entenderlo en su contexto: lo más picante que consiguen en España son unas "patatas 'bravas'" que de bravo sólo tienen paprika. Y sí, eso les pica.

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Los dulces pican

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Foto: Nick Miroff/The Washington Post via Getty Images
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Bueno, en México hasta los dulces pican: paletas, chicles, caramelos y hasta chocolates pican, y qué decir de las papas y frituras, de las cuales el 80% de los sabores que hay para comer pican desde poco (que para los españoles ya es mucho) hasta sabores tipo fuego, diablo, extremo, infierno, y demás descriptivos de dolor y calor que harían enrojecer hasta a los españoles más aclimatados a la comida mexicana.

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Agua potable

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Foto: Mario Tama/Getty Images
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En España, como en el resto de Europa y de los países más desarrollados, el agua de la llave es potable y de hecho la usan todos, además de para lavar, para tomar sin pensarlo dos veces. En México esto obviamente no es así, y hay que advertirle a los visitantes que no vayan a tomar agua de la llave (o del grifo, pues, para que te entiendan) porque corren muchos riesgos.

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Moctezuma

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Foto: Archiv Gerstenberg/ullstein bild via Getty Images
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Se llama la Venganza de Moctezuma por algo y a los que más aplica es a los visitantes españoles a México. Entre los shocks lingüísticos y culturales, el que toda la comida pique y que el agua de la llave no sea potable, lo más probale es que cada visitante recién llegado termine con al menos un poco de diarrea y malestar estomacal un par de días. Hay los que lo sufren tanto que si luego piden perdón por la Conquista, es lo de menos.