La Sorpresa Que Se Llevó Este Fotógrafo Por Culpa De Una Foca
A menos que te apasione la fotografía, puede que te parezca que la vida de un fotógrafo no lleva a situaciones riesgosas o donde un hecho se pueda descontrolar. Se trata de una persona, una cámara de fotos y un paisaje o panorama específico con individuos. Pero esa mirada tan sencilla es como creer que el fútbol es tan sólo 22 personas corriendo detrás de un balón.
Lejos de vivir un día común tomando fotografías, Paul Nicklen se embarcó en una aventura totalmente inesperada, que nunca nadie antes había vivido debido a esto...
Una oportunidad única
Los directivos de la reconocida revista National Geographic se vieron interesados en crear un artículo sobre las focas leopardo, una de las especies de focas más peligrosas que existen sobre el planeta tierra.
Lejos de ser aquellas que puedes ver en los zoológicos que tienen un tamaño poco más grande al de un perro labrador, que juegan con un balón y que reciben a cambio algún pescado por parte de su criador, estas focas leopardo son conocidas por... atacar a numerosos humanos...
¡Pueden medir 3 metros y pesar cerca de 600 kilos!
A pesar del riesgo de enfrentarse a un hábitat donde conviviría con un animal de 3 metros y 600 kilos, Paul supo ver la oportunidad que se le presentaba como fotógrafo y sí que la tomó.
Estas bestias del agua sólo pueden ser superadas en tamaño por los elefantes marinos o las morsas. Nicklen aceptó la oferta profesional a sabiendas de que este predador ya contaba con un historial acechando la vida de los humanos que se le acercaron. Con un miedo existente latente, Paul se embarcó a la aventura.
La cadena alimenticia de las focas leopardo
Al igual que otras especies de focas, éstas comen pinguinos y peces, pero también comen krill, una de las principales fuentes de alimentos más lejos de las áreas costeras del mundo, lo cual sorprendió a muchos científicos que las estudian a diario.
Por otro lado, estas enormes focas leopardo tienen en su principal rival a los osos polares, quienes suelen cazar a las pequeñas crías de focas ya que no cuentan con un lugar específico donde anidan.
La experiencia de Paul venció
Paul no era un fotógrafo amateur, todo lo contrario. Él conocía los riesgos de estar alrededor de un animal salvaje y de hecho ya se había encontrado cara a cara con una foca leopardo. Como cuando crees que un safari por África es todo diversión y de repente te encuentras a dos metros de un león.
"Me sumergí en el agua y quedé aterrado de lo que podría suceder" recordó Paul de su primer encuentro con las focas leopardo. "Nadé hacia la foca leopardo mientras mis piernas temblaban y mi boca comenzaba a secarse" describió.
La similitud que encontraron los científicos
Las personas que estudian el comportamiento de estos animales salvajes considerados de gran peligro para la especie humana en caso de tener un encuentro casual es que comparten características con los jóvenes adultos.
"A los jóvenes varones les gusta deambular por los océanos, al igual que a los jóvenes humanos les gusta viajar por el mundo" señalaron. Y agregaron: "Suelen ir a Sudáfrica pero se pueden desplazar por toda la costa del hemisferio norte".
Una situación de peligro constante
Cabe destacar que cuando estás cara a cara con un animal salvaje ya es peligroso. A esto hay que sumarle de que Paul estaba en el hábitat del animal, hecho que hubiese sido totalmente diferente en caso de que la foca leopardo estuviese en un acuario en cautiverio o símil.
La primera reacción de la foca leopardo atemorizó a Paul: "Ella tomó toda mi cabeza y mi cámara dentro de su boca e hizo su amenaza". Pero luego...
En el 2003 se registró un caso de ataque
El investigador británico Kirsty Brown es uno de los casos documentados donde un humano ha resultado herido por una foca leopardo. Con 23 años, Brown estaba buceando junto a amigos en el Océano Antártico cuando el ataque ocurrió.
Los investigadores creen que aquella fatalidad que involucró a Brown fue la primera en la que una persona fallece a causa de un ataque de una foca leopardo, por lo que siempre intentan recordarle al público la agresividad de éstos.
¡Una vivencia única en el mundo!
A posterior de lo que parecía ser una amenaza impresionante de la bestia bajo el agua acabó siendo una demostración de amor inesperada y nunca antes vista. "Sucedió algo de lo más sorprendente" comenzó a relatar Paul.
Luego de abrir su enorme hocico, el fotógrafo experimentado reveló: "Ella se fue en búsqueda de un pinguino vivo el cual me lo alcanzó como queriéndome alimentar". La foca leopardo, lejos de querer amenazarlo, lo trataba como si fuese su propia cría.
"Su cabeza era enorme"
Paul pudo recordar el momento y transmitir los sentimientos que le pasaban por el corazón y su cabeza en aquella preciada y a la vez insólita situación. "A posterior de hacer su oferta del pinguino, ella lo dejó y se acercó a mi con su boca abierta" detalló.
Lo que el fotógrafo pudo describir es que la boca de este animal era quizás dos veces más grande que la cabeza de un oso grizzly, "simplemente enorme" puntualizó.
Paul nunca estuvo en control de la situación
Lo que por el momento era una circunstancia que Paul nunca se olvidaría en su vida bien se pudo ir de las manos del experto fotógrafo pero no tan especializado en el control de animales salvajes y en plenas aguas abiertas sumergido.
Paul puntualizó en el hecho de que esta foca leopardo podría haber como mínimo destrozado su cámara con un simple mordisco si hubiese deseado. Estas confesiones de Paul lo exponen a que él nunca estuvo en control de la situación. ¿Y qué esperabas de un encuentro así?
Dos especies que no convergen
Cualquier ser humano hubiese hecho lo que Paul en su lugar. Mientras la foca leopardo le continuaba llevando uno a uno los pinguinos que podía conseguir de los alrededores, el trabajador de Nationel Geographic sólo podía tomar fotografías y permitir que los pinguinos nadaran libremente tras ser acercados.
"Ella se veía disgustada cuando pasaba junto a mí y veía que los pinguinos se escapaban de mi" informó Paul. La foca intentaba alimentarlo con un gesto positivo pero a Paul poco le interesaba ingerir un animal de esos... y estaba en lo cierto, lo que fallaba era el entendimiento entre dos especies abismalmente diferentes.
Aún había más show para Paul
La historia de Paul y su encuentro con la foca leopardo podría haber terminado allí, que el animal marino desistiese ante la negativa del fotógrafo a comer los pinguinos, pero ésta foca en particular era persistente.
Paul relató como ella "comenzó a traerme pinguinos más y más débiles, luego pinguinos muertos y a posterior, me enseñó a comer pinguinos". Y añadió: "Ella me ofrecía pinguinos parcialmente consumidos". El vínculo que de la nada la supuesta foca leopardo que atemoriza a los humanos había creado con Paul era inexplicable.
El mejor momento para tomar fotografías
A medida que intentaba disfrutar de la situación y ya con la certeza que parecía que aquella foca leopardo no estaba allí para infringirle daño sino todo lo contrario, Paul disparó una y otra vez los flashes de su cámara hacia el animal marino.
Las imágenes se guardaban en la memoria de la cámara mientras que la foca "tomaba pinguinos y los empujaba hacia el lente de mi cámara. Creía que el lente era mi boca".
Una vivencia que transcurrió durante un tiempo prolongado
"Creo que ella se dio cuenta de que era un predador totalmente inútil en medio del océano y que acabaría muriendo por la falta de comida. Allí fue cuando la foca leopardo entró en pánico" informó de sus encuentros.
Paul continuó esta travesía durante cuatro días. Él se dirigía al mismo lugar y una y otra vez la foca leopardo que lo había adoptado como su propia cría intentaba darle de comer.
Una aventura totalmente inesperada
Lo que sucedió con Paul deja enseñanzas en todo lo que sucedió. Él pudo puntualizar en el sentimiento de temor que sintió cuando le ofrecieron fotografiar a este animal salvaje el cual era demasiado peligroso, pero a su vez le enseñó que no todo puede ser lo que parece en una primera instancia.
"Llegué a la Antártida para fotografiar a este potencial animal peligroso y tener a este predador, a este predador de élite en la Antártida y que se preocupe por mi, por alimentarme, e intentar hacerlo durante cuatro días seguidos fue una experiencia que nunca olvidaré" sentenció.
La experiencia de Paul potenció a otros
La vivencia de Paul, como muchas otras que han sucedido en el mundo y han instado a que otras personas imiten buenas acciones, llevó a que otros compañeros de profesión de este trabajador quisieran imitar las increíbles fotos que éste le tomó a la foca leopardo.
"Esta fue la experiencia más maravillosa que jamás había tenido como fotógrafo de National Geographic" manifestó Paul. Las imágenes de la foca a centímetros de Paul en pleno océano o ésta misma con su boca abierta desde tan cerca generaron conmoción.
El peligro de los deshielos acecha a la especie
Al igual que miles de otras especies que están viendo como su entorno se ve modificado por el deshielo debido a la contaminación ambiental que el hombre ha propiciado, las focas leopardo femeninas ya no cavan un hueco en el hielo para colocar a sus crías durante los primeros días.
Las focas leopardo tienen la habilidad de mudarse con regularidad y modificar su espacio de recreación. Científicos aseguran que: "Son capaces de transportarse más de lo que se creía. Han habido cerca de 3 mil avistajes en Nueva Zelanda".
La actitud del animal es engañosa
Lo que sucede con las focas leopardo, las morsas o animales marinos que salen a tierra por algún motivo es que dan la impresión a las personas a ser lentos. El experto Tony Belton en fotografiar a estos animales acotó: "Tienen una mirada como dormilona pero aparentemente pueden activarse realmente rápido".
Además, Belton añadió que en caso de encontrarte con uno de estos animales en la playa, deberías de guardar más de 2 metros de distancia y nunca encontrarte entre la foca y el agua.
La ley apoya a las focas leopardo
Las focas leopardo están protegidas por la ley en Australia además de contar con innumerables carteles en la zona costera que advierten a los visitantes para que mantengan su distancia con el salvaje.
El mayor problema con el que se enfrentan es que los pescadores, que realizan su labor de noche pueden no llegar a ver a estos animales. Asimismo, existe una exclusión legal de 40 metros de alrededor de la foca y cualquier persona que rompa con esa barrera podría tener problemas legales.
El investigador ambiental Gordon Fraser reveló su encuentro con una foca leopardo
Este investigador de Alstonville, Australia que trabaja como guardabosques de parques en Seal Rocks, en Phillip Island en Victoria recordó cuando fue mordido por una foca leopardo al intentar liberar a otra foca de su red de pesca.
Gordon recordó que "el método estándar es colocar a una persona por delante del animal para distraerlo y otro va por detrás y le levanta las aletas. Y cuando esté listo, la persona de enfrente corta la obstrucción y le avisa al otro". Lo que ocurrió es que el colega de Gordon dio la señal pero en un instante el animal se volteó y "sus dientes atravesaron mi mano, tenía puntos de sutura por dentro y por fuera".
