Es Exactamente Por Esto Que Odiamos Ir Al Dentista

Debes reconocerlo, todos en algún momento de tu vida has atravesado situaciones en las que debías sí o sí ir al dentista. De niños, como adultos, pero sobre todo a temprana edad, un viaje rumbo al dentista no era para nada una buena noticia.

Ya sea por el dolor al momento de arreglarte alguna caries, un simple chequeo para corroborar que te hayas lavado los dientes de manera correcta, o para que el especialista te mantenga durante horas con la boca abierta de manera dolorosa, todo eso significa el dentista. Y eso que ni siquiera mencionamos a los aparatos fijos con brackets. Estas son algunas de las características que odiamos de esta profesión.

¿De qué esta hecha esa asquerosa pasta?

Foto de Shawn Patrick Ouellette/Portland Press Herald via Getty Images.
Foto de Shawn Patrick Ouellette/Portland Press Herald via Getty Images.

No sólo que la noticia de que te deben poner aparatos fijos resulta una muy mala información para ti cuando tus padres lo deciden, sino que el sufrimiento recién comienza. Para poder elaborar los aparatos a medida y lograr buscar la dentadura perfecta, te deben tomar un molde de tu propia boca.

Como este debe ser exacto, una pasta de alginato, la cual tiene un sabor muy raro y fuerte, se te coloca en los dientes para generar una impresión. Sumado al sabor ácido que posee, cuando el dentista intenta sacártela parece que te está por arrancar toda la dentadura de una misma vez.

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Más espacio en esa boca

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Foto de Universal Images Group via Getty Images.
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Cada vez que se te debe remover un diente, es como si una parte de ti te abandonara para siempre... bueno es justamente lo que es. Ya sea porque dicho diente tiene alguna enfermedad por el cual debe ser sacado para que no afecte a otros o porque simplemente se necesita más espacio en la boca, para que te extraigan un diente se debe ser valiente.

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Primero y principal, se suele anestesiar a la persona con un simple pinchazo -o en ocasiones dos- así la sustracción del mismo de la encía no es tan doloroso. Aún así y sedado, la presión se siente.

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El post- dentista

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Foto de Cambridge Jones/Getty Images.
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Aún si te diriges a este especialista en la dentadura por un simple chequeo o por una operación menor en tu boca, las sensaciones posteriores a una visita no son normales para tu cuerpo.

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No nos referimos a la sensación de estar escupiendo sangre constantemente como sí suele suceder al momento de extraer una o más muelas de juicio, en ocasiones sólo con un chequeo de la dentadura pueden aparecer dolores. Ya sea por la utilización de un espejo bucal o intrabucal -pequeña herramienta que suele ser redonda que utilizan los dentistas- o por el mismo tratamiento, tu boca te duele, molesta o parece estar hinchada por la anestesia.

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Un ajuste que es similar a la tortura

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Foto de BSIP/UIG via Getty Images.
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En algunos países, el contexto más doloroso en el que se puede utilizar la palabra "ajuste" es cuando el gobierno sube las tarifas de los servicios como el gas, agua o electricidad, pero eso queda muy de lado cuando se refiere a la odontología.

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Los ajustes que se realizan semanal o mensualmente a una persona que tiene aparatos fijos en su boca son tan dolorosos como aquellos aumentos en los servicios. Aquellos dolores duran por horas y hasta muchos niños suelen no ingerir comidas durante ese tiempo por lo que le causa la sensación en su boca.

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Las aftas, las mejores amigas del dentista

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Foto de Scott Olson/Getty Images.
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En sintonía con lo que sucede cuando abandonas al dentista, otra de las torturas que te puede generar las visitas al lugar son las aftas. Esta es una úlcera superficial que suele ser pequeña, redondeada y blanquecina con borde rojo que se forma en la mucosa de la boca.

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Por más pequeña que ésta sea, el dolor que genera la misma es importante. Lo increíble es que, si bien puede aparecer en otras partes del cuerpo como el tubo digestivo, en la boca el espacio suele ser tan reducido que cualquier movimiento que se haga generará dolor debido a esta.

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El alambre de los aparatos fijos

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Foto de BSIP/UIG Via Getty Images.
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La ilusión de poder tener en un futuro una dentadura perfecta o cercano a ello puede llevar al ser humano a torturarse durante años por la presencia de los aparatos fijos. Éstos son un dolor constante al momento de colocarlos y también con el correr de los meses.

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Uno de los dolores que éstos generan es a través del alambre que los interconecta a todos y que es cortado en la parte más trasera de cada una de las muelas que están más cerca de la garganta. ¿Recuerdan como ese pequeño alambre cortaba el cachete de manera interna? Realmente doloroso...

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Te quita uno de los placeres de la vida

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Foto de Diario Rio Negro.
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Cuando llevas brackets, los primeros días sientes como si estuvieras envuelto en un nuevo capítulo de la saga terrorífica del Juego Del Miedo o en una de las habitaciones de la Inquisición Española en donde torturaban a las personas.

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Además del dolor, estos pequeños aparatos -que suelen ser de color gris- van en contra de uno de los hábitos necesarios para la supervivencia del ser humano, el alimentarse. Muchas personas han dejado de comer por el dolor que estos le causan. No te dejes engañar, el niño de la foto no puede estar así de feliz realmente, ni remotamente.

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Es malo para tu vida social

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Foto de amorik.com.
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El tener aparatos fijos va en contra de lo que los niños ponderan cuando son adolescentes, el poder tener muchos amigos. Esto es porque, si bien en la actualidad es mucho menor que antes, los niños con brackets suelen sufrir de bullying.

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Además, si bien no es lo que sucede, muchas personas tienen temor o se rehúsan a besar a una persona que tiene aparatos fijos en su boca por temor a que estos los raspen o lastimen. ¿ Y tú, has pasado por algo de todo esto?

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Comida entre los dientes

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Foto de Chip Somodevilla/Getty Images.
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Además de no ser ser positivos para tu vida social o amorosa, los brackets pueden transformarte en un ser repugnante. ¿Cómo es eso? Es que estos aparatos de metal pueden ser muy desfavorables para una persona que no se lava bien sus dientes.

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Entre estos se suele quedar incrustada pedazos de comida, restos de algún tentempié que has ingerido o hasta la comida del día anterior al que estás viviendo. Por todo esto, y por el olor que puede generarte el alimento almacenado allí, debes tener muy en cuenta el lavarte los dientes más cuidadosamente que nunca.

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La tortura debe ser continua

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Foto de Natasha Hemrajani/Hindustan Times via Getty Images.
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Para que el trabajo del dentista sea eficaz, no sólo que debes cumplir con las reglas de lavarte bien la zona bucal, no comer alimentos sólidos para que los brackets no se despeguen y demás restricciones, sino que es ineludible una de las máximas.

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Por nada en el mundo faltes a una cita con el dentista. Ten en cuenta que una vez que tienes colocados los aparatos fijos, es un trabajo semanal en el que deben ser ajustados y cuando ésto no es así, es una semana totalmente en vano que has llevado estos pedazos de metal en tu boca.

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Ganan mucho dinero

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Foto de Leon Neal/Getty Images.
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Si bien depende en el país que se esté trabajando, igual que en todos los otros empleos que existen en el mundo, generalmente los ortodoncistas se hacen de mucho dinero y ello se debe a una cuestión particular.

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El crecimiento de la importancia de la imagen que damos hacia los otros ha crecido con el correr de los años y una buena sonrisa es fundamental para ello. Es así que la tendencia a cuidarse la boca ha crecido y por ende más y más personas se dirigen al dentista, hecho que antes no sucedía. El sueldo promedio de un dentista en México es de unos 12 mil pesos mexicanos, y en España unos 30 mil euros.

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El sonido es torturador

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Foto de PHILIPPE HUGUEN/AFP/Getty Images.
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El ruido que se genera en una sala de dentista ya comienza a perturbarte desde el momento que estás aguardando en la sala de espera. Con tan solo escuchar el torno o demás aparatos que están utilizando el dentista y su ayudante en la boca de la pobre persona que está atendiendo antes que tú da miedo.

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Cuando ya es tu turno de ingresar, entras condicionado por esos ruidos. No hay nada peor que ver el pequeño taladro que ingresará a tu cavidad bucal antes de que éste comience a funcionar, es similar a ver la aguja antes de que te den una inyección.

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¿Son despistados?

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Foto de Gokhan Balci/Anadolu Agency/Getty Images.
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En adición a tener que ir al dentista, muchas veces permaneces más tiempo allí dentro del que realmente deberías. ¿No te ha sucedido que el dentista comienza a preparar una pasta o algún otro elemento al mismo tiempo que tú tienes la boca abierta de par en par de manera dolorosa?

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No nos quejamos que ellos se tomen su tiempo cuando tienen un aparato realmente filoso dentro de nuestra boca, pero por favor apúrate cuando sí lo puedes hacer. Y además, a muchos niños los acompaña su madre o tía... no vaya a ser cosa que el o la dentista comience a platicar con tu familiar de algún tema interesante y te quedes allí sentado por toda la eternidad...

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Estás siendo interrogado

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Foto de MyLoupe/Universal Images Group via Getty Images.
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Algunos dentistas parecen que no han asistido a la universidad correcta de odontología a pesar de trabajar como tales. Es que cuando estos comienzan con el interrogatorio, te sientes como en una mismísima película policial, dentro de una sala, totalmente solo y bajo un interrogatorio feroz.

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Los profesionales de los dientes comienzan con un simple: "¿Cómo estás?" o "¿Cuándo fue la última vez que has venido?". Y pueden terminar con preguntas realmente incisivas como "¿Cuántas veces al día te lavas los dientes?", "¿Utilizas hilo dental?", "¿Por qué no has venido a la última consulta?" y más.

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Tú pierdes mucho dinero

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Foto de Underwood Archives/Getty Images.
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Si bien muchas personas que se refugian en un consultorio odontológico tienen cobertura de obra social o seguro médico, quienes no cuentan con ello, una visita al dentista puede significar lo mismo que ir a cenar a un restaurante un fin de semana.

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Piensa que el equipamiento de un dentista no es para nada barato, y los miles de éstos que te tiene que hacer ingresar en tu boca para un simple chequeo tampoco. Inclusive si tienes visitas "gratuitas" por una obra social debes abonar por tener un plan como tal... lo cual no es para nada "gratuito".

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Es un área en el que eres inexperto

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Foto de Melanie Stetson Freeman/The Christian Science Monitor via Getty Images.
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El negocio de ir al dentista también recae en que una persona no tiene para nada la capacidad de remediar lo que sucede dentro de su boca. En primer lugar porque uno mismo, y ni siquiera con un espejo, puede tratarse lo que tiene dentro. Y además, qué pasa si tienes dolor en una muela, ¿cómo lo afrontas para solucionarlo?

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Esto difiere de otros dolores con los cuales te puedes arreglar simplemente tú. ¿Te duele la pierna? Descansalas un poco quizás dejen de molestarte. ¿Tienes jaqueca? Toma un remedio para la cabeza y así el dolor pasará. ¿Diferente no?

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Y eso que la profesión ha evolucionado

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Foto de Vintage Images/Getty Images.
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La odontología ha evolucionado tanto como los dientes y encías del ser humano desde que comía trigo, maíz y cebada en el año 3.000 A.C hasta la actualidad. La forma de comer y lo que ingerían repercutía directamente en aquellos seres de antaño.

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La primera muestra de un hecho similar a lo que conocemos como odontología fue en el año 2.700 A.C cuando los chinos ya utilizaban acupuntura para tratar el dolor asociado a las caries dental o luego en Grecia en el año 1.000 A.C donde Aesculapius comenzó a extraer dientes de los enfermos.

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Falta de respiración

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Foto de EyesWideOpen/Getty Images.
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Con todo lo que está sucediendo justo debajo de tu nariz puede que por momentos sientas que la respiración se te va o que te cuesta hacer ingresar aire por tus fosas nasales.

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Piénsalo, tu boca está totalmente inhabilitada y es una de las vías por las que puedes respirar si tu nariz se tapa. Lo mismo ocurre viceversa. Si además de ello tienes varios aparatos dentro y uno de éstos sirve para tirar agua en tu boca la cual debes por momentos tragar porque no puedes escupir... es realmente todo un reto. Igualmente tranquilo, nadie ha fallecido en el dentista por asfixia.

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Inmovilidad

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Foto de EyesWideOpen/Getty Images.
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Si hay algo que caracteriza al ser humano, o por lo menos a la gran mayoría de la raza, es que somos personas de movimiento. Necesitamos estar constantemente haciendo uso de nuestras extremidades y salvo para dormir, en cualquier otro momento algo está en movimiento.

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Cuando te enfrentas al dentista no puedes desarrollar nada de ello. El único músculo que trabaja de todo tu cuerpo cuando estás sentado allí en al silla es la boca, si es que pides que la abras y a lo sumo la lengua. Luego, la inmovilidad se apodera de ti, sólo tienes la libertad de pensar.

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¿La razón verdadera por la cual odiamos al dentista?

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Foto de EyesWideOpen/Getty Images.
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Si bien todas estas razones mencionadas con anterioridad pueden ser factores que te generen un odio y rechazo ante el dentista, existe una más que es aceptada por muchos investigadores, y se trata de la mirada psicológica.

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Esta fobia que muchas personas desarrollan ante el dentista se puede adquirir por parte de los padres de la persona. Si los padres presentan ansiedad dental, los niños asimilan las emociones y tienden a repetirlas. Asimismo, si en una consulta se experimentó mucho dolor, esto puede ser un evento traumático que para siempre marque a la persona al momento de quizás volver a repetirla.