¡Cuidado Abajo! Las Selfies Más Riesgosas En Alturas
De seguro conoces a algún amigo o familiar que le tenga temor a las alturas, y no hablamos de un par de metros sino de centenas de ellos por encima del nivel de la calle. Asimismo, quizás otros te hayan expresado que no son muy foto-génicos porque no salen bellos en las fotos.
En esta presentación mezclamos esas dos características pero en una sola persona, la fotógrafa rusa Angela Nikolau y que ama ambas circunstancias, se atreve a tomarse selfies en rascacielos y zonas para nada cómodas para este riesgoso deporte. Recorre sus impactantes y aterrorizadoras imágenes.
El poder de las redes sociales
En la nueva Era de las redes sociales, Angela Nikolau puede vivir de los millones de seguidores que se impactan con sus fotografías tomadas en altura. Su popularidad ha crecido notablemente y a través de Instagram, donde ya son más de 120 mil seguidores los que apoyan sus fotografías, publica su trabajo.
La sensación del riesgo
Lo que convierten en únicas estas imágenes que la rusa publica en sus redes personales es que, además de los únicos y bellos paisajes que sólo pueden ser retratados tomando el riesgo que sólo ella toma, generan en la persona que las ve dicha sensación de vértigo, de terror y de inseguridad por lo osado y peligroso de sus fotografías. En adición, Angela no toma medidas de seguridad y protección, ni arneses ni cuerdas para sostenerse.
"Sin límite, sin control"
El lema de la rusa Nikolau es un claro ejemplo de lo que desarrolla en su práctica semanal. Esta se originó cuando empezó "a subir a los tejados en séptimo u octavo de grado". Ello sumado a la necesidad de publicar cada momento de su vida en una red social, que según ella fue contagiada por su entorno, dio como consecuencia su manera de vivir. Y ello que: "En esa época, no tenía cámara; y menos un teléfono que pudiera sacar fotos".
No son todas selfies
Como si esa combinación de grandes alturas y fotografías únicas no fueran suficientes, Nikolau le agrega además el método selfie que en los últimos años se ha apoderado de una gran porción de imágenes que son sacadas. Recuerden que hace un puñado de años atrás los celulares ni siquiera tenían cámara frontal para tomarlas. Aunque no todas las fotografías de esta rusa son auto-fotos.
El arte de transmitir inseguridad
De la mejor manera posible, Angela Nikolau logra llenar al observador con una inseguridad avasalladora que muchas veces opaca la perspectiva de la imagen para centrar únicamente su atención en las grandes posibilidades que tiene Nikolau de caer al vacío desde un edificio de centenares de metros de altura.
Una práctica milenaria
La técnica que emplea Nikolau es denominada roofing y ella es apodada por los medios de comunicación como la reina de dicho estilo. Esta característica de toma de fotografías lleva ya cientos de años y se llevaba adelante en la ya extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Por lo tanto, no es una práctica innovadora pero sí única ya que son muy pocas personas las que se animan a ello.
Su entrenamiento para desarrollar roofing
Esta atrevida rusa que ya es toda una celebridad no sólo debe contar con las agallas para dedicarse a un deporte extremo sino con toda una preparación previa a cada imagen que se toma. Para mantener su cuerpo en regla y no perder el equilibrio en alguna toma practica el yoga y gimnasia. ¿Todo sea por no perder la vida en un mal paso, verdad?
¿Quién le toma las fotos cuando no son selfies?
Muchos se han preguntado quién es el acompañante de locuras de Angela Nikolau cuando no es ella quien sostiene la cámara con el palo de selfie para tomar las imágenes más sorprendentes que tiene publicadas en sus redes sociales. Quien ocupa ese lugar es Ivan Kuznetsov, el novio de la innovadora rusa.
No siempre disfrutó de estas fotografías
Su forma de vida llevó a Angela a decantarse por esta posibilidad de desenvolverse y darse a conocer. Ello ya se volvió un trabajo para ella con el cual se puede mantener en el día a día aunque no siempre fue tan fructífero en todo sentido como lo es en la actualidad. "Al principio pasaba miedo" se sinceró la rusa. Y agregó: "Ahora lo de caminar por techos y/o a 650 metros de altura es mi gran pasión".
Decenas de fotos y lugares diferentes
La repercusión que generó Nikolau con cada una de sus fotografías promovió que miles de personas se acercaran a ella para seducirla a que se tome ciertas imágenes en otros lugares que aún no son tan conocidos por el común de la sociedad. Es así como la rusa se ha subido a rascacielos en Moscú, Hong Kong y hasta China.
Riesgo calculado
Esta brillante fotógrafa explica en cada entrevista que, si bien existe un riesgo, este es controlado. Hasta la fecha lo que dice condice con la realidad ya que no ha sufrido lesiones, caídas o ningún imprevisto. Mientras tanto, Nikolau confía en que este seguirá siendo su método de vida, una práctica arriesgada pero con acciones medidas para volver sana y salva a su hogar.
Los padres del roofing
La práctica del roofing tuvo otros dos grandes exponentes antes de la aparición de Nikolau y ella los homenajea cuando puede. Fueron el ruso Vadim Makhorov y el ucraniano Vitaly Raskalov quienes le dieron un lugar en el mundo a esta práctica atemorizante para la mayoría de las personas. Y ésta fue una de las primeras grandes prácticas que se popularizó...
"Paseo mortal"
En 2014, tanto Makhorov como Raskalov se unieron para desarrollar lo que se llamó el Paseo mortal. Esto fue un video de Youtube que se viralizó en donde estos dos se suben a la Torre de Shanghai que tiene una altura de 650 metros sin ningún otro equipaje en la mano que sus cámaras de fotos. Luego de conocerse las imágenes, Vadim explicó: "Ese video fue una locura pero no fue la primera vez que lo hacíamos". Consiguieron 56 millones de visualizaciones con dicho video.
Adrenalina en todo momento
Angela Nikolau explicó que la parte excitante de su trabajo no sólo reside en las imágenes que ella debe tomar y el riesgo que este implica, sino que en el hecho de que para llegar hasta cierta zona se debe conseguir burlar los controles de la policía. Es ese proceso lo que le añade aún más un condimento de adrenalina a su trabajo.
Su mayor logro
Muchas mujeres que apoyan la causa del feminismo que azota al mundo con su baño de realidad y el poder de la mujer coincidirán que el hecho de subirse a un rascacielos no es la máxima virtud de Nikolau sino el sobresalir en un país donde los máximos exponentes en los deportes son los hombres. Rusia sigue manteniendo una estructura patriarcal muy firme.
Toda una hazaña
Esta práctica tan fenomenal como aterradora la ha llevado a posar sobre la antena del rascacielos de la Torre 117 en la ciudad china de Tianjin , también conocido como Goldin Finance 117, que tiene unos 600 metros de altura. Con apenas 22 años la escaló junto a su pareja de manera ilegal y sin medidas de seguridad.
Expertos en evadir controles
Así como esta práctica impulsa valores como el atrevimiento, el asumir riesgos, la responsabilidad y el control de las acciones, existe una sección para nada positiva en la cual también incurre Nikolau. Es que la fotógrafa se ha colado en lugares turísticos como La Sagrada Familia de Barcelona, La Torre Eiffel de París y la Shanghai Tower de China.
Un camino con dos objetivos
Además de adentrarse en un mundo desconocido y que pocos habían explotado, la pareja inició el camino del roofing con dos objetivos claros. Además del hecho de vivir experiencias únicas, pensaron en el desafío económico que tenían por delante para solventar sus vidas. Fue allí que la agencia de viajes Travel Ticker los patrocinó y obtuvo a cambio grandes publicidades.
Un compañero que nunca abandona
Ivan Kuznetsov no sólo desarrolla esta práctica para acompañar a su pareja sino que ya se ha tomado el desafío como una prueba de carácter personal. "Accedí a esto para probarme a mi mismo que podía hacerlo" comentó. Y añadió: "Siempre trepo hasta la cima porque siento plena confianza en mis habilidades".
¿Qué pasa si es atrapada por la policía?
Si bien tiene un gran talento para escabullirse sin ser vista, las multas para cualquier persona que intente colarse cuando no se le está permitido en lugares de este tipo ronda los 200 rublos, es decir, 2,7 euros. Sin embargo, las fuerzas policiales y de seguridad tienen cierto respeto y confianza en ella por su trayectoria y se han mostrado tolerables a su práctica. Nikolau no ha tenido inconvenientes dentro de los edificios, ni los ha corrompido o usado como banderas políticas.