La Historia Del Piloto De Fórmula 1 Que Salió Campeón Estando Muerto

Para el común de la gente, el nombre Jochen Rindt no significará mucho pero la historia que este hombre atravesó sí captará adeptos. El alemán fue un piloto de Fórmula 1 que se desempeñó en los años 60´, que tuvo un trágico y a la vez alegre final.

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A fines de los 60´ Rindt aspiró a hacerse del Campeonato Mundial de Fórmula 1, el título que cualquier piloto de automóviles aspira a alcanzar y en la categoría más importante del automovilismo. En dos ocasiones estuvo realmente cerca de conseguirlo. La primera en 1966 que acabó en tercer lugar, y la segunda en 1969 que alcanzó la cuarta posición. Envalentonado, encaró la temporada 1970 con la idea fija de sumar el ansiado lauro.

El nacido en Mainz, Alemania tuvo un comienzo de vida trágica, tan negativa como el desenlace de la misma. Sus padres habían fallecido en la Segunda Guerra Mundial y debió mudarse con sus abuelos de Hamburgo, Alemania a Graz, Austria. En el mundo de la F1, Jochen Rindt debutó en el Gran Premio de Austria de 1964 con un vehículo Brabham del equipo de Rob Walker. Ya en 1966 se hizo notar al conseguir dos segundos puestos en las carreras de Bélgica y Estados Unidos, y un tercero en Alemania.

Sus excelsas actuaciones hicieron que en 1970 y con 28 años firmara con la automotriz Lotus. Allí llegó a su cúspide, venció en los Grandes Premios de Mónaco, Holanda, Francia, Gran Bretaña y Alemania. Poco sabría que todas estas victorias tendrían un arma de doble filo, lo acercarían más a su nefasto final.

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Llegó el 5 de septiembre de 1970 y el Gran Premio de Italia se apoderaba de los pilotos y todo el mundo del automovilismo. En las prácticas de dicha competencia, una maniobra en una curva parabólica -abierta y sin mucho riesgo- hizo que su auto quedara bloqueado y continuara en línea recta hacia un muro. En el accidente, Rindt se fracturó ambas piernas y algunas piezas del monoplaza se le incrustaron en el pecho y abdomen causándole la muerte.

Tras la penosa noticia, el show debió continuar, y se disputaron las últimas tres carreras del año que todavía los situaban como primero al alemán. Las restantes competiciones se disputaron y nadie -Stewart, Ickx y Denny Hulme – pudo superarlo aún sin éste haber competido. De esa manera, Rindt fue el primer piloto en ser coronado campeón cuando ya estaba muerto.