FIFA: nuevos paradigmas y desafíos en el mapa del fútbol

Lo que hoy es una de las industrias más imponentes en orden a movimientos de divisas, fundamentalmente por los pases de los jugadores y los contratos de marcas y televisión, no podía continuar su camino sin una intervención de orden y control urgente. En un mundo que, desde lo económico, pretende y se esfuerza en dirigirse a mercados transparentes, la pelota no puede ser la excepción; es un penal que las autoridades máximas no pueden tirar afuera. Y en lo que se refiere a los gajos del balón que dicen “entretenimiento”, “show”, “representantes”, es tiempo de poner un poco de luz y abrir cajones llenos de polvo que los clubs tienen bien guardados. No será sencillo, pero no se vislumbra otro camino si pretenden seguir ordeñanando a una vaca que parece tener leche para todos.

Algunas señales positivas ya se han mostrado en orden a nuevas disposiciones, cambio en reglamentos, actualización de estatutos, participantes de este juego que fueron borrados y personalidades políticas que empiezan a retirarse. Cierto es que Europa lleva ventaja respecto de otras naciones emergentes en lo referido a organización de sus torneos pero tampoco escapa a la realidad que, en su poderío económico-financiero, cometen errores en su afán de dominio deportivo. Ligas regidas por entes que no tienen a su cargo seleccionados nacionales, convivencia de calendarios que no se dan la mano, feroz demanda del público, managers poco idóneos, son demasiadas cuestiones; en definitiva, muchos ingredientes para una coctelera que, tarde o temprano, derrama algún líquido. Ya han fijado topes para algunos mercados de pases, ya han sancionado a gigantes como Barcelona o Real Madrid, hay investigaciones por doquier, mas la pelota nunca puede detenerse. Es como si fueran arreglando un auto en movimiento; claro, es muy difícil.

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